La alimentación salva 2010
Los mercados exteriores palian el descenso del consumo nacional
Óscar Moreno
Los fabricantes de alimentación y bebidas habrán repetido en 2010 la facturación bruta conseguida un año antes. Un dato que no permite echar las campanas al vuelo pero que cobra valor si lo comparamos con la marcha del resto de la economía. La industria ha encontrado en los mercados exteriores la vía para paliar la ralentizada marcha del mercado local, en especial mediante la entrada en nuevos mercados.
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Cuadros - Gráficos del informe
Producción bruta de la industria de alimentación y bebidas
Evolución del comercio exterior de alimentación y bebidas
Principales destinos, crecimientos y caidas de las exportaciones españolas de alimentación y bebidas
Crecimiento del mercado de gran consumo en Europa, por países (% volumen y valor unitario)
Alivio en el sector alimentario tras cerrar 2010. Cierto es que habrá que esperar unos meses a que lo confirmen los datos definitivos, pero de momento la Fiab ya se aventura a predecir que la industria salvó el recién finalizado ejercicio. Las estimaciones de la patronal alimentaria apuntan a que la industria en su conjunto cerró el año con una facturación bruta agregada de 85.075 M€, repitiendo prácticamente la cifra del ejercicio anterior. Eso supone bajar más de 2.500 M€ respecto a 2008, pero sostenerse por encima de la serie histórica.
La Fiab prevé también que el ejercicio se habrá cerrado en un escenario de precios industriales estable para la alimentación y con un descenso superior al 6% en bebidas. Asimismo, +estima que el empleo se habrá mantenido en 439.000 trabajadores, lo que arroja un descenso del 4,5% respecto al ejercicio anterior.
La exportación se recupera
Unos datos que, sin ser literalmente positivos, sí superan de largo el desempeño del conjunto de la economía y, en particular, del resto de sectores industriales. El principal avance, en todo caso, se produjo en los mercados exteriores. La Fiab recoge un incremento de las exportaciones del 9,9% en valor, hasta los 12.285 M€, con un saldo respecto a nuestras compras al exterior de 808 M€. En estos datos se incluyen sólo los alimentos manufacturados, dejando fuera a buena parte de las exportaciones agroalimentarias españolas, en especial, las pertenecientes a la partida hortofrutícola. Incluyendo éstas, el valor total de las exportaciones supera los 22.000 M€, con un avance del 8,8% respecto al ejercicio precedente. Y el saldo comercial se dispara un 34% frente a 2009, hasta los 3.463 M€ (los datos de Fiab corresponden a los nueve primeros meses del año, mientras que los tomados por Alimarket del Icex abarcan el periodo enero-octubre).
Aunque la marcha de las exportaciones estuvo encabezada por sus tres motores tradicionales -hortofrutícola, cárnicos y vinos-, lo cierto es que todos los sectores mejoraron su saldo comercial con las excepciones de pescados y mariscos y bebidas sin alcohol. Las particularidades del sector transformador de productos pesqueros son sobradamente conocidas: su dependencia exterior se agudiza desde un punto de vista aduanero por la exportación de la flota de altura, que opera en su mayoría bajo las banderas de los países ribereños. En este caso, por tanto, el incremento en las importaciones refleja un aumento de la actividad productora nacional, en la medida de que en España se reelabora aún gran parte del producto. Peor es el dato de las bebidas sin alcohol, la única rama de actividad alimentaria que no fue capaz de reactivar sus exportaciones y que tampoco viviço un buen año en el mercado local.
En el lado positivo, destaca de manera especial el funcionamiento del sector hortofrutícola, que ha redoblado con éxito sus esfuerzos de cara a los mercados exteriores. Las frutas y verduras suponen el 42% de las exportaciones alimentarias españolas, mientras que su saldo comercial asciende a 4.600 M€, y supera al conseguido por la industria en su conjunto. Más moderados fueron los crecimientos en cárnicos y vinos, destacando la mejora en sectores tradicionalmente deficitarios como panadería y lácteos.
Nuevos clientes
Otro elemento positivo en la marcha de las exportaciones ha sido que el crecimiento de las mismas no ha sido acaparado por nuestros clientes tradicionales, sino que la industria consiguió en 2010 abrir nuevos mercados. Así, apenas si hay cambios destacables en el top ten de destinos de las ventas españolas al exterior. Más significativos que los números absolutos son los relativos, tanto en su vertiente positiva como en la negativa.
Así, los mercados que más crecieron forman parte de los países emergentes como China, Rusia, Ucrania o Corea del Sur. También se aprovechó 2010 para aumentar la actividad en países del Golfo Pérsico como Emiratos Árabes y Arabia Saudita, vía en la que debiera profundizarse en los próximos años, ya que estos países combinan capacidad financiera y deficit en la producción alimentaria. Por último, se han recuperado mercados desarrollados como el estadounidense, el finlandés y el japonés, todos ellos con crecimientos superiores al 20%.
Por el contrario, los principales descensos han tenido lugar en países europeos, principalmente en los que se incorporaron a la UE en la última ampliación como Hungría, Rumanía o Bulgaria y que están sufriendo de manera especial los embates de la crisis.
Turquía lidera Europa
La vitalidad del mercado exterior contrasta con la marcha del mercado local, en el que algunos operadores importantes de la distribución admiten que habrían cerrado 2010 con un descenso en volumen. Un dato que, de confirmarse, supondría el fin de más de una década de crecimiento continuado. A los factores que ya se han venido apuntando desde hace dos años (elevado desempleo, aumento del ahorro precautorio, trasvase del consumo desde la hostelería al hogar, o descenso del turismo) se suma ahora un descenso de la población, originado por la salida de inmigrantes (un 6,5% según datos del INE), que supone también un cambio radical con la pasada década maravillosa.
En todo caso, la parálisis en volumen no es exclusiva de España. Según el “Nielsen European Growth Reporter”, correspondiente al tercer trimestre de 2010, el mercado europeo creció en este periodo un 2,3% en valor, si bien las ventas físicas no experimentaron grandes variaciones en la mayor parte de los mercados. El único crecimiento de doble dígito correspondió a Turquía, desglosado en un 6% de incremento en términos de volumen y un 4% en valor. Le siguen Eslovaquia y Reino Unido, si bien en este último país el avance tuvo lugar únicamente en libras esterlinas. El lado opuesto es ocupado por los rescatados Irlanda y Grecia y, sorprendentemente, por Alemania y Países Bajos. Estos dos últimos países cumplen su segundo trimestre consecutivo con decrecimientos en su valor nominal, que contrastan con la aparente recuperación de sus economías. En el caso alemán, Nielsen reconoce que los consumidores sienten mayor confianza hacia sus perspectivas laborales, si bien ese sentimiento es compartido con el de la reducción de sus prepuestos a causa de la restrictiva política de salarios aplicada en el país.
¿Y España? Nielsen señala que la agresiva competencia en precios y la deflación resultante están beneficiando a los compradores, que consiguen así estirar su dinero. La consultora registra un crecimiento del valor nominal del 0,4% durante el período, en el que la caída de los precios es compensada por un avance en volumen. Aún así, un 15% de los compradores españoles afirman no disponer de presupuesto para gastar una vez cubiertas sus necesidades básicas, por debajo de las tasas señaladas en Francia (28%), Reino Unido (26%), Italia (21%) y Alemania (19%). La posición española es más débil si atendemos al índice de confianza: mientras en Alemania y Francia repunta, en España e Italia se desploma.
Del resto de Europa, destaca la vuelta a la senda del crecimiento de los países bálticos, después de varios trimestres de acusada caída, de la que no se ha librado Rumanía, cuyo consumo se ha desplomado a causa de las medidas de austeridad impuestas por el gobierno. Por el contrario, el mercado ruso de productos de gran consumo sigue creciendo a buen ritmo (4,6%), si bien la mayor parte de este avance corresponde a inflación.